¿Cómo serán los colegios en Proxima b?

Cuando hablamos estrategia en marketing educativo tenemos que conseguir dar respuesta a preguntas tan sencillas como ¿para qué sirve un colegio?¿qué problema resolvemos? Cuando pensamos en todas las ventajas que ofrecemos tenemos que conseguir llegar hasta lo más profundo de nuestra esencia como marca e institución educativa.

Hace algo más de un año la comunidad científica hizo un anuncio que puede cambiar el destino de la humanidad. Según José Luis Ortiz, físico e investigador científico del Instituto de Astrofísica de Andalucia (IAA-CSIC) participante en el estudio del nuevo planeta Próxima b, “la vida en Próxima b es una posibilidad remota, pero no imposible”.

El mismo Stephen Hawking realizó un comunicado después de dicho descubrimiento en el que afirmaba que sería posible llegar a otro sistema solar en algo 40 años (el país). El magnate ruso Yuri Milner, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el propio Hawking han puesto en marcha el proyecto Breakthrough Starshot, financiado con 100 millones de dólares con el objetivo de conseguir desarrollar la tecnología necesaria para llegar a Próxima b en menos de 20 años.

Esta noticia ha hecho vibrar a la comunidad científica… pero nadie en la comunidad educativa se ha planteado cómo deberían ser los colegios en Próxima b. Aun queda mucho tiempo para que los hijos de los primeros colonos, nativos de Próxima b, tengan que ir al colegio. Sin embargo, se nos presenta un magnífico escenario para pensar en los colegios del futuro y hacer una reflexión sobre los colegios en la actualidad.

Si mañana nos propusieran crear un modelo de colegio desde cero, en otro planeta, con unas necesidades completamente diferentes a las que tienen nuestros hijos en la actualidad… ¿cómo sería?

Los colegios tienen la misión de preparar a las nuevas generaciones y formarlas para afrontar los retos que les tocará vivir cuando alcancen la madurez. Antes de que existieran Academias en las primeras civilizaciones los niños aprendían de sus padres un oficio para ganarse la vida

Si tuviéramos que pensar en el programa de estudios de ese colegio imaginario lo más seguro es que sus clases fueran eminentemente prácticas. Se enseñaría a los niños sobre el espacio, geografía, botánica, química o nutrición directamente sobre el terreno, en lugar de hacerlo en un aula.

Los espacios de aprendizaje serían diferentes. Los centros no tendrían la arquitectura actual, ni estarían organizados en clases cuadradas con una pizarra en una pared. Tampoco se agruparían alumnos en base a su edad o sexo, sino por sus gustos, preferencias y predisposición, potenciando la especialización entre los niños desde edades tempranas.

Es muy probable que los alumnos pasaran el menor tiempo posible en la escuela y empezaran a formar parte del mundo laboral lo antes posible. Volverían a aprender oficios directamente de profesionales y se esperaría de ellos un alto nivel de autonomía y creatividad.

Es posible que las universidades no existieran y, consecuentemente, no tendríamos que preparar a nuestros alumnos para afrontar un examen de acceso a la universidad. Y, casi con toda certeza, no tendríamos que aprender idiomas, pues todos hablaríamos la misma lengua.

Por tanto, podríamos concluir que la meta principal de los colegios de Próxima b sería conseguir que las primeras generaciones de humanos extraterrestres fueran creativos, adaptables y autosuficientes. Siendo estas tres habilidades la base del proyecto educativo, sólo se invertiría tiempo en clases que contribuyeran a este fin, reduciendo significativamente el tiempo que los niños pasan en el colegio.

Esta es una primera reflexión sobre los colegios de Proxima b, pero también nos hace pensar sobre el rumbo que ha tomado la dirección y el papel que juegan los centros educativos en nuestra sociedad.